Una alteración de los huesos maxilares puede ocasionar problemas para comer, dificultades en el lenguaje e incluso afectar la parte estética.

Estas piezas óseas son las que conforman la mandíbula, es decir, la cavidad bucal, por ello, es importante detectar cualquier alteración lo más pronto posible.

Alteraciones maxilares de origen congénito

Algunas de las alteraciones de estos huesos son congénitas y se dividen en varios tipos. A continuación revisaremos los más comunes.

Macrognatia

Las personas con esta malformación presentan un tamaño anormal de su mandíbula.

En la mayoría de los casos es congénito pero algunas personas pueden desarrollarla debido a la presencia de algún tumor o alguna afección endocrinóloga.

Micrognatia

La mandíbula de las personas con micrognatia es significativamente pequeña y esto evita que pueda ejercer su función con normalidad.

Esta malformación es en algunas ocasiones producto del síndrome de Treacher Collins y del síndrome de Pierre Robin.

Hipoplasia maxilar

Esta alteración se presenta en el maxilar superior y puede predisponer a padecer fisuras labio alveolo palatinas.

También se le conoce como pseudoprognatismo y afecta la estética de la persona ya que la mandíbula superior queda más sobresaliente de lo normal.

Esto hace que tanto la mandíbula como la nariz se vean más grandes. Pero solo se trata de una ilusión óptica debido a la posición pues en realidad ambas son de tamaño normal.

Prognatismo

En el prognatismo el maxilar se encuentra en una posición más adelantada de lo normal.

Esto hace que el maxilar inferior quede por delante del maxilar superior y con ello la barbilla de la persona se vea mucho más prominente.

Esta alteración ocasiona “mordida abierta”, es decir, a la persona se le dificultará mantener la boca cerrada.

Además debido al roce y el constante contacto de los dientes, el desgaste del esmalte y la predisposición a la formación de caries es superior que en otro tipo de alteraciones. 

Laterognatia

En la retrognatia la mandíbula de la persona se encuentra desviada hacia la derecha o hacia la izquierda.

Esto genera asimetría facial y es una de las alteraciones que más afecta la estética de la persona pues le resta simetría al rostro.

También es común que se presente junto con algunas malformaciones craneofaciales y esto incrementa las dificultades en la oclusión dental.

Querubismo

En el querubismo la parte posterior de la mandíbula se expande y esto afecta la estética de la persona pues el rostro se vuelve más redondo de lo normal. Además se presenta un crecimiento anormal del maxilar inferior y superior.

Suele aparecer a edad temprana, alrededor de los 4 años, y detener su evolución al finalizar la edad adolescente. Por ello, no se recomienda la intervención quirúrgica sino hasta el final de la adolescencia.

Fisura labioalveolopalatina

Ocurre cuando no hay un desarrollo adecuado en la formación de las prominencias nasales, de la bóveda palatina y de los huesos maxilares.

Las estructuras se ven afectadas y se puede generar una fisura bilateral o unilateral la cual comprometa el paladar, el labio o incluso ambos a la vez.

Alteraciones maxilares de origen adquirido

Es posible que debido a alguna enfermedad, algún traumatismo, lesión o accidente haya alteraciones en los huesos maxilares. Estas son algunas de las más comunes:

Quiste radicular o periapical

Este quiste se forma cuando hay una transformación de células epiteliales la cual puede deberse a varios motivos.

El primero son las caries, sobre todo, cuando esta no se atiende a tiempo y da paso a una necrosis del tejido pulpar del diente.

También puede deberse a algún estímulo inflamatorio constante. En este caso, el sistema de defensa del organismo reacciona y forma un granuloma.

Además puede formarse debido a una multiplicación de las células epiteliales. Esta proliferación suele ser progresiva e irregular y propicia la formación de una cavidad la cual se llena de líquido.

Quiste de erupción

Este quiste se genera durante la etapa de formación y erupción de la pieza dental.

Es común que se asocie a los dientes retenidos o al retraso en el brote de los dientes y ocurre con más frecuencia durante la formación y brote de los caninos superiores y de las muelas del juicio.

Inflamación ósea

Las heridas profundas en la zona maxilar, las infecciones de encías y dientes ocasionan inflamaciones que pueden afectar los maxilares.

Si la evolución de estos procesos inflamatorios no se detiene a tiempo dado pueden generar infecciones óseas y en casos graves osteomielitis.

Lesiones y traumatismos

Los traumatismos suelen generar fracturas en los huesos maxilares. Si se trata de una fractura del maxilar superior es posible que la lesión se extienda a huesos craneales y faciales.

Mientras que aquellos traumatismos en el mentón pueden ocasionar la fractura del cóndilo mandibular, una lesión mucho más frecuente de lo que parece.

El papel de las alteraciones metabólicas en las afecciones de los huesos mandibulares

Hay algunas enfermedades metabólicas que pueden ocasionar afecciones en estas piezas óseas. Estas son las más comunes:

  •         El hiperparatiroidismo: La hormona paratiroidea aumenta su producción y altera los niveles de fósforo y calcio en el organismo. Puede generar complicaciones diversas de salud y, entre estas, alteraciones en los huesos maxilares.
  •         Enfermedad de Paget: Esta enfermedad genera dolores en los huesos de cualquier parte del cuerpo incluyendo los huesos maxilares. Además predispone a sufrir otras lesiones debido a que incrementa el riesgo de fractura de los huesos.

Enfermedades que inciden en la formación de los huesos maxilares

Hay enfermedades que afectan la formación ósea del organismo ocasionándoles debilidad. Estas son las más comunes:

  •         Osteopetrosis: Esta enfermedad causa un crecimiento anormal de los huesos de diferentes partes del cuerpo. Además los huesos pueden alcanzar densidad en exceso y esto los hace más propensos a fracturarse.
  •         Osteogénesis imperfecta: Esta enfermedad predispone a los huesos a rupturas frecuentes debido a que altera la producción de colágeno, proteína responsable del adecuado fortalecimiento de los huesos.

El campo de la cirugía maxilofacial ha avanzado mucho en los últimos años por lo que la mayoría de estas alteraciones pueden ser tratadas con éxito.