En la actualidad, muchos padres han manifestado que sus hijos suelen presentar cambios dentales cuando se contagian de varicela, aunque este brote no debería relacionarse directamente con los dientes.

 

El hecho de ir al dentista y que el médico, solamente ver su dentición, les afirme que han pasado la varicela y que hay consecuencias en su esmalte. Es algo de primeras chocante, mas que pasaremos a explicar, y es que la varicela puede afectar a la salud bucocental de los pequeños.

 

Primero que todo ¿Qué es la varicela?

La varicela es una enfermedad infecto-infecciosa, producida por el virus varicela zoster (WZ) o bien herpes virus tres en humanos.

 

Puede afectar a cualquier edad, mas las edades más usual en pequeños es entre los cinco a nueve años, siendo las edades extremas (bebés y adultos) donde se ven los casos más graves.

 

Del mismo modo es peligroso para los pacientes inmunodeprimidos, que han sido perjudicados por el virus varicela zoster, y es que no es extraño que se reactive el virus como un herpes zoster, afectando gravemente a estos pacientes.

 

El virus se puede transmitir mediante la vía respiratoria, por las gotas de flugge (saliva) que salen cuando el pequeño habla, tose o bien estornuda y, asimismo, se transmite por contacto directo de un pequeño a otro.

 

Tras acontecer el contagio, el virus empieza a contestarse en ganglios linfáticos regionales a lo largo de unos dos a tres días y después se genera una primera viremia de unos cuatro a seis días.

 

Más tarde, el virus se contesta a nivel del bazo y del hígado para generar la segunda viremia y contestarse en otros muchos órganos, aun llegando a nervios sensoriales donde continúan en forma latente y si se reactivan lo van a hacer como Herpes zoster.

 

¿Cómo afecta en la cavidad oral?

A nivel de la cavidad oral también hay manifestación de la enfermedad, caracterizada por lesiones vesiculares a nivel de la lengua, carrillos, paladar duro, encías y pilares posteriores, que posteriormente se rompen produciendo poco o mucho dolor.

 

También se ha determinado que a nivel de la dentadura el virus produce lesiones, como es la hipomineralización del esmalte incisivo-molar, aunque en realidad son pocos los casos documentados de pacientes con estas lesiones, por lo que se sugiere continuar con la investigación de la posible relación del virus de la varicela y las lesiones dentales.

 

El diagnóstico diferencial del virus de la varicela se debe hacer con:

 

 

 

 

Las complicaciones de esta enfermedad se ven más frecuentemente en las edades extremas, mujeres embarazadas, en pacientes inmunodeprimidos y en pacientes con patologías previas, sobretodo las respiratorias, ya que una de las complicaciones puede ser neumonía.

 

También se puede observar encefalitis, infecciones secundarias de las lesiones, síndrome de Reye y Neuritis intercostal o del trigémino.

 

¿Qué pasa si me afecta estando embarazada?

Se trata de una infección que a lo largo de la gestación puede causar dificultades graves tanto en la madre como en el recién nacido.

La varicela en el embarazo es usual que suceda, mas no tienes de qué preocuparte, desde hace años hay una vacuna que puede evitarla.

La varicela es una infección propia de la niñez, muy infecciosa, y que produce inmunidad para toda la vida.

Se estima que menos del diez por ciento de las personas llegan a la edad adulta sin haberla sufrido.

Si no recuerdas haber tenido varicela, se puede efectuar un análisis de sangre para determinarlo.

La varicela puede interferir el progreso normal del embarazo, lo que representa un peligro de dificultades para la encinta y el recién nacido.

En las primeras veinte semanas de gestación hay un peligro del 1 al dos por ciento de que ocurran malformaciones innatas.

En el periparto (5 días ya antes y 2 tras el parto), puede ser responsable de un cuadro de varicela grave en el recién nacido si no se lo trata.

En el momento en que una mujer encinta entra en contacto con alguien con varicela, se debe establecer su estado inmunitario en frente de esta infección, lo que representa una emergencia médica.

Las embarazadas susceptibles, eminentemente en la primera mitad del embarazo, y los recién nacidos cuyas madres hayan tenido varicela en el periparto, deben percibir gammaglobulina endovenosa en los primeros días siguientes al contacto para eludir la enfermedad.

Recomendaciones a seguir

 

 

 

 

 

 

¿Cómo afecta al bebé?

Tras la confirmación de una varicela en una mujer encinta, se debe efectuar una amniocentesis para descartar la infección en el embrión. Se trata de extraer líquido amniótico y examinar la presencia del virus de la varicela.

 

Si no se advierte virus de la varicela en líquido amniótico, se va a poder sosegar a la madre, si bien se van a deber hacer ecografías de control más seguidas.

 

Si se advierte el virus de la varicela en el líquido amniótico, se notificará a los progenitores de que su embrión está inficionado de varicela, mas eso no significa de que esté perjudicado con daños anatómicos.

 

La única forma de saber si el embrión aparte de estar inficionado está asimismo perjudicado es a través de la ecografía. En el caso de afectación fetal puede verse acúmulo de líquido en la cabeza de embrión (hidrocefalia), cabeza pequeña (microcefalia), desarrollo diferido, defectos en manos y pies y acúmulo de líquido en el cuerpo (hidrops).

 

La ecografía en 3 dimensiones ayuda a descartar la presencia de estas malformaciones fetales.

 

La resonancia imantada fetal se pide en los casos en los que se hayan visualizado con la ecografía perturbaciones en la cabeza del embrión. Esta técnica de imagen sirve para confirmar la presencia de perturbaciones en el sistema nervioso o bien en los ojos del embrión.

 

En caso de que exista infección fetal por varicela (presencia del virus en el líquido amniótico) mas no se visualicen perturbaciones fetales en la ecografía, los progenitores han de estar apacibles pues es muy poco probable que su hijo esté perjudicado.

El mayor peligro de afectación fetal y de desarrollo del síndrome de varicela innata se genera cuando el contagio de madre a hijo ha sido ya antes de las veinte semanas de gestación.