El nervio glosofaringeo es el nervio responsable de recoger la sensibilidad de la garganta. La neuralgia del glosofaríngeo es una enfermedad de causa ignota, caracterizada por capítulos súbitos de intenso dolor en la garganta. Acostumbra a aparecer en personas de edad media o avanzada. Se asemeja mucho a la neuralgia del trigémino si bien la ubicación del dolor es diferente.
La neuralgia del glosofaríngeo se identifica por ataques recurrentes de dolor intenso en la distribución del IX y X nervios craneales (faringe siguiente, amígdalas, reverso de la lengua, oído medio, bajo el ángulo de la quijada). El diagnóstico es clínico. El tratamiento acostumbra a hacerse con carbamacepina o gabapentina.
Quizá no hayas escuchado charlar de ella. Es considerada una enfermedad extraña, puesto que se calcula que más o menos solo hay un caso por cada cien habitantes.
Tiene por nombre neuralgia del glosofaríngeo pues la sensación dolorosa se genera por la irritación de este nervio, que asimismo es conocido como IX (noveno) par craneal.
Nervio glosofaríngeo
Como su nombre lo señala, las fibras que conforman este nervio llegan hasta la lengua (gloso es un palabra de origen heleno que significa lengua) y la faringe.
Es un nervio mixto pues tiene fibras sensitivas, motoras y vegetativas:
Fibras motoras que garantizan los movimientos de la deglución.
Fibras sensitivas, responsables de la sensibilidad de estructuras del oído, de la faringe, de la lengua. Además de esto advierten las sensaciones gustativas (sabor amargo, dulce, salobre, ácido) del tercio siguiente de la lengua.
Fibras vegetativas, controla actividad de glándula parótida, y estructuras del oído como el tímpano.
¿Cuál es la causa de neuralgia del glosofaríngeo?
Se debe a una irritación del nervio glosofaríngeo por:
- Compresión de estructuras lindantes, por servirnos de un ejemplo, vasos sanguíneos, tumores así sean benignos o malignos, infecciones de la garganta.
- Hipersensibilidad del nervio
- Causa ignota en un alto número de casos
Síntomas:
El síntoma cardinal es el dolor, con las próximas características:
- Aparición brusca.
- Brota de forma espontánea o precipitado por actos como masticar, tragar, toser, charlar, bostezar.
- Localizado en el área que controla el nervio glosofaríngeo: la base de la lengua, la parte trasera de la garganta, bajo el ángulo de la quijada, el oído.
- Puede irradiarse cara el cuello.
- Intensidad: de moderada a severa.
- Descrito como una sensación lancinante, “corrientazo”, “puñalada”.
- Normalmente son unilaterales.
- Breve duración; segundos o pocos minutos.
- La frecuencia de reiteración es variable. Pueden sucederse múltiples capítulos al día, o ser más escasos y darse de alta solo uno por semana.
- Puede desaparecer de manera espontánea por meses o años, y resurgir entonces, en ocasiones con mayor intensidad.
- A veces se acompaña de síncope (vahído).
- Es más usual tras la quinta década de la vida.
¿De qué manera se hace el diagnóstico?
Para confirmar el diagnóstico es preciso, primeramente, un meticuloso interrogatorio que desvelará la presencia de dolor con las peculiaridades ya antes descritas.
Entonces se impone efectuar un detallado examen físico general y de forma especial, explorar el IX par craneal.
Manera en que se explora este nervio
Se observa primero toda la zona de la garganta. Así se comprueba la situación de estructuras de la faringe, de la lengua, la campanilla (campanilla).
Entonces se le señala al paciente que afirme la letra “a” de forma continua. Esto produce generalmente un movimiento cara arriba del paladar y cara abajo de la pared siguiente de la faringe.
Asimismo se exploran determinados actos reflejos donde participa el nervio glosofaríngeo.
Por servirnos de un ejemplo, cuando se estimula con un depresor la pared siguiente de la faringe, las amígdalas o la base de la lengua, de forma automática ocurre la contracción de la faringe, retracción de la lengua y la sensación de náusea.
Vale aclarar que estos reflejos dependen aparte de la integridad de otros nervios craneales, como el nervio haragán o X par.
Sugiere mucho el diagnóstico si cuando estimulamos la base de la lengua con el depresor aparece el dolor y si desaparece cuando se salpica con un “spray”, un anestésico.
A pesar de esto, en ocasiones el examen físico no lanza ningún resultado concluyente y nos socorremos de exámenes complementarios.
Los exámenes complementarios, asisten a confirmar el diagnóstico y descubrir, cuando es posible, la causa. Incluyen:
Estudios de vasos sanguíneos lindantes, para advertir cualquier compresión del nervio por dilataciones de arterias, con técnicas de imagen llamadas angiografía.
Resonancia imantada o tomografías en pos de tumores.
Estudios de la sangre, que dejan orientarnos sobre posible infección, descontrol metabólico, procesos tumorales.