La fractura del maxilar es consecuencia de un traumatismo producido por un golpe violento recibido a causa de un accidente (de tráfico, laboral, deportivo, etc.) o una agresión física. Causa un intenso dolor, impide que los dientes encajen entre sí y que se pueda abrir la boca con normalidad. Además de esto, si se trata del maxilar superior pueden generar perturbaciones de la vista (visión doble), ya que ciertos músculos de la órbita ocular se introducen en el maxilar. Sin embargo, lo más usual es que la fractura se genere en el maxilar inferior (quijada).
Una fractura de este género requiere una exploración cuidadosísima, puesto que un golpe con la suficiente fuerza para generarla puede haber perjudicado asimismo al cuello y causado una lesión de cervicales, aparte de provocar una convulsión cerebral que puede aún ir acompañada de una hemorragia interna capaz de obstruir las vías respiratorias.
En consecuencia, este género de lesión requiere una atención médica inmediata y la veloz inmovilización del maxilar, cerrando la boca y encajando los dientes en su lugar ya antes de proceder a un vendaje que rodee la cabeza en su perímetro vertical y bajo el mentón.
La quijada está compuesta por dos huesos: el maxilar superior y el inferior. La quijada se hace cargo de la mayoría de la mecánica de la boca, abriéndola y cerrándola y permitiéndonos masticar comestibles.
La fractura de quijada es el tercer género de fractura facial más usual tras las de la nariz y de los pómulos. Existen múltiples géneros de traumatismos físicos que pueden ocasionar una fractura de mandíbula: los accidentes automovilísticos donde el pasajero se golpea contra el tablero, los accidentes industriales, los golpes al hacer deportes de contacto como el futbol o el hockey o cualquier caída o tropiezo que no se frene con las manos.
Si piensa que podría haberse fracturado la quijada por alguna de estas circunstancias, no deje de asistir al médico lo antes posible.
Las fracturas y las dislocaciones
Las dislocaciones mandibulares pueden ser igualmente graves que las fracturas, mas la diferencia no siempre y en toda circunstancia es simple de reconocer. Conforme con los Harvard Health Publications (National Institutes of Health, NIH), las dislocaciones se presentan cuando la quijada se sale de su situación normal en una o las dos articulaciones temporomandibulares (ATM), que son los lugares donde esta se conecta con el cráneo.
Es esencial poder reconocer los síntomas de cada uno de ellos de los casos. Las señales de una fractura de quijada incluyen:
- Cardenales en la cara, inflamación y adormecimiento.
- Rigidez en la quijada, dolor al tacto o dolor que empeora al morder y al masticar.
- Sangrado en la boca.
- Dientes dañados o flojos.
- Las señales de una dislocación mandibular incluyen:
- Complejidad para charlar.
- No poder cerrar la boca.
- Una mordida mal alineada o salida.
- Las dos condiciones provocan dolor y limitan la movilidad de la quijada. Tras efectuar un examen físico, el médico le va a tomar una radiografía para confirmar el diagnóstico.
¿Estaré bien?
Las lesiones en la quijada se consideran urgencias debido a los inconvenientes que pueden surgir con relación al sangrado o la complejidad para respirar. Por esta razón, mientras que espera ayuda médica, dele soporte a la quijada para estabilizarla y sostener abiertas las vías respiratorias. Posiblemente sea precisa una intervención quirúrgica en el caso de las fracturas graves que resulten en desplazamientos de unas partes del hueso. Afortunadamente, si la fractura es limpia, su quijada curará por sí sola, siempre que esté inmovilizada.
El procedimiento de tratamiento requerido depende del género de fractura. Las fracturas menores pueden solo requerir de un vendaje para la barbilla y la cabeza para impedir que abra demasiado la boca. Los antinflamatorios de venta sin receta pueden calmar el dolor y las molestias, aparte de reducir la inflamación a lo largo del proceso de sanación. Las fracturas más graves, no obstante, pueden requerir una inmovilización total de la quijada a través de alambres para sostenerla cerrada y conservar su mordida. El tiempo de restauración para las fracturas de quijada es de mínimo 6 semanas. Debido a que no va a poder abrir mucho la boca en el caso de las fracturas más graves, su dieta deberá consistir en líquidos con una paja por un tiempo.
En el caso de las dislocaciones, posiblemente el médico pueda ponerle la quijada nuevamente en su situación adecuada utilizando los pulgares y una combinación de relajantes musculares y elementos para desensibilizar la zona. En ciertos casos, la quijada se puede estabilizar utilizando vendajes, más en otros casos la opción mejor para una restauración total es una cirugía.
Las mandíbulas rotas acostumbran a ser el resultado de una lesión física o de un traumatismo, mas esta no es una disculpa para olvidarse de continuar una buena rutina de cuidados bucales. Es imprescindible que use hilo bucal y se cepille los dientes con una buena crema bucal. No olvide asistir asimismo al dentista para sus revisiones periódicas.